¿Está bien regatear?

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El año pasado mi familia vino a visitarme al Sudeste Asiático y recorrimos Tailandia juntos. Para ellos era todo nuevo. Un choque cultural al que poco a poco se fueron acostumbrando y que dejó muy buenos recuerdos. Hubo una ocasión en la que quisimos comprar un par de vestidos: yo como siempre empecé a negociar por el precio y fue entonces cuando mi madre saltó:

¡Eider! Por favor, no regatees ¿No te da vergüenza? ¡Ni que fuese caro!

Este debate siempre está en el aire. ¿Es bueno regatear? Muchos piensan que nosotros, al tener más posibilidades que algunos de los habitantes del Sudeste Asiático, deberíamos aceptar los precios que de buenas a primeras nos ofrecen. Pero, sabiendo que a un local unos plátanos le valen 5, ¿por qué debería pagar yo 20?


Cambio de perspectivas

Bien es cierto que el nivel adquisitivo de un europeo es mayor al de un tailandés (por ejemplo) y nos podríamos permitir pagar esas cantidades. Al fin y al cavo somos nosotros los que estamos viajando por sus países y ellos son comerciantes intentando ganarse la vida. Sin embargo, si cambiáramos la situación y fuera en la frutería de mi pueblo donde a un inglés le intentan cobrar el doble que al resto, estoy 100% segura que alguien diría algo al respecto.

Pero si nadie dice nada… ¿Qué hacemos? La solución es sencilla. Lo mismo que hacen ellos: Regatear


Algo cultural, nada de vergüenzas.

Regatear es algo culturalmente aceptado en el Sudeste Asiático. No es una ofensa intentar jugar con los precios pues ellos mismos lo hacen entre sí. Regatear forma parte de su día a día. Y mucho más con los turistas a los que, siendo conscientes de nuestras diferencias económicas, el precio de entrada muchas veces es doble, triple o incluso cuádruple del que cobrarían a un local. La diferencia dependerá exponencialmente de la imagen que les puedas dar.   Por eso, si no quieres pagar más de la cuenta (aunque casi siempre lo harás) no hay que sentir nada de vergüenza a la hora de regatear.

Ellos esperan que lo hagas y tú que hacerlo tendrás.


Respeto y regateo.

Como hemos dicho, la vergüenza debe quedar a un lado a la hora de regatear o siempre tendrás las de perder. Pero el no tener vergüenza, no significa ser un sinvergüenza, no nos confundamos.  Cuando regateemos siempre tiene que ser desde el respeto. Sin ninguna palabra mal sonante, ni mosqueos. Tenemos que ser conscientes de nuestros límites y posición.

Regatear es conversar para llegar a un interés común.


¿Se puede regatear siempre?

Es importante saber cuándo y dónde regatear. Es cierto que en el Sudeste Asiático existe esta cultura, pero hay ciertas situaciones donde no procede hacerlo. Por ejemplo, algunos países como Malasia y Singapur han evolucionado dejando atrás la tradición y dependiendo el cotexto, si intentas regatear allí la reacción con la que te encuentres no será muy diferente a la que tendría un camarero en Europa.

Se podría decir que en cada país es diferente, pero hay ciertas “normas no escritas” comunes a todos ellos que hay que respetar a la hora de regatear.


Las normas no escritas del regateo.

  • No se regatea por la comida, a no ser que sea por fruta o algo que se venda por kilos
  • No se regatea en los trasportes públicos (a no ser que sepas que te están engañando). Pero si con las agencias, tours, minivans y trasportes privados.
  • No se regatea con gente honesta: si el precio que te dan es aceptable, no intentes rascar unos céntimos.
  • Toda la ropa, bisutería, artesanía y tecnología es negociable (por muy lujosa que parezca la tienda).
  • El alojamiento es definitivamente negociable (si no obligatorio).
  • Hay que ser conscientes de los límites: tú eres un invitado en su país, no puedes decidir los precio.
  • PACIENCIA Y COMPRENSIÓN con su insistencia. Hay que entender que es una costumbre y algo cultural.
  • SER RESPETUOSO CON EL COMERCIANTE. Nunca levantar la voz, ni generar una situación tensa.
  • SER JUSTO CON LOS PRECIOS.

Coherencia en los precios que pedimos.

Hay que tener especial cuidado al regatear con ciertos productos como puede ser la artesanía o el arte ya que podríamos estar fomentando la explotación sin darnos cuenta. Muchas veces no pensamos en el trabajo y el tiempo que hay detrás de los objetos que compramos. En ocasiones los mismos vendedores son los artesanos y aceptan precios ridículamente bajos con tal de vender algo. Por tanto debemos pedir unos precios justos.

Estar en un país más barato no significa que su tiempo no cueste dinero.


Así que… Tranquilo

Si sigues las normas, rara vez será la que un vendedor acepte un precio que le sea desfavorable. En la mayoría de los casos, si el trato se hace, es porque le conviene.

Así que ya puedes relajarte, pues (casi) nunca vas a perjudicarle. De hecho, con un regateo sano, es difícil llegar al precio local, por lo que al fin y al cabo el resultado es que te ha inflado el precio igualmente. O dicho de otra forma:

Para los turistas regatear es intentar que te timen un poquito menos.


¡Diviértete!

Una vez todo aclaro, podríamos decir que sí, es bueno regatear. Así pues, ¡DIVIERTETE! El regatear, como todo en un viaje tiene que convertirse en algo de lo que saber disfrutar. Los locales lo hacen porque les gusta, porque es constumbre, porque eso da vidilla al negocio (y para sacar unas perras demás). Por lo que a nosotros solo nos queda pasarlo lo mejor posible y aprender a interpretar.


DesfDD
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Ahora que ya sabemos qué es regatear en realidad y cómo se debe hacer, estás preparado para averiguar las 15 artes secretas del regateo. Por eso, si quieres mejorar y estar preparado para el momento al 100% échale un vistazo a nuestro post: 15 técnicas para aprender a regatear

 

3 comentarios sobre “¿Está bien regatear?

    1. Pues sí que es feo, porque eso quiere decir que par ellos todos somos iguales. Piensan que todos tenemos el mismo poder adquisitivo o que viajamos de la misma manera y no es verdad.

      Un saludo y gracias por escribir 😄😄

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